Ley de vida

Tropezar dos veces con la misma piedra es el triunfo de la esperanza sobre la experiencia

martes, 12 de abril de 2011

Caminata Nocturna

¿Sabéis quién soy? Ya ni yo mismo lo se. Recuerdo mi nombre humano,  el que ya no me pertenece. Debido a que más que humano soy un maldito.  La pregunta más idónea seria: ¿Sabéis que soy?  A la que la respuesta seria un inhumano que vive como persona. Por  el día me consumo poco a poco  y por la noche cobra vida mi maldición. Pude haberla evitado pero demasiado descuidado soy, la tiza me deje. Y mi mala suerte lo remata ya que ni con  un gato negro me crucé.  Ahora vivo apagado entre mi desesperación, aunque libre de huir se que me encontraran y será mi perdición. Paso los días sentado en el sofá,  descansando  mis doloridos pies. Más no recuerdo lo que me pasa pero aumenta mi temer. He dejado de relacionarme con la gente,  y  cuando me llaman no abro por mucho que griten. Prefiero pasar mis últimos días en solitario ya que no quiero recordad a las personas que quiero. Por miedo a que cuando forme parte de la tripulación no las recuerde y las elija como a mí.  Poco a poco el brillante sol de el día va decayendo y con el mi salvación.  Al caer la noche las casas que se quedan en silencio, la gente duerme, más una luces se ven. Poco a poco el olor a cera ambienta el aire y ya no hay salvación. Es igual que la noche que me pasó. Venía de un recado y una luz me asombró por la hora que era.  Aunque sabia la historia no hui, porque no pensé que era ella. Empecé a oler a cera, mientras que las luces se hicieron más intensas. Cuando me di cuenta de lo que era empecé a correr. Corrí más de medio pueblo pero ella se acercaba más rápido. Intente buscar en mi bolsillo pero la tiza se me olvido. Después de buscar desesperadamente un gato al fin me resigne. Aunque haciendo el signo del águila  mientras avanzaba. Antes de nada mire a mí alrededor  y vi mi casa. Desesperado corrí y entre, ese fue mi error. La procesión se paró en mi puerta y luego se desvaneció. Al final creía que lo había conseguido pero no era así.  El primer día no me di cuenta pero conforme pasaron los demás vi que poco a poco me iba consumiendo. Al final me resigne,  La Santa Compaña me espera.



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